COSTA, Jimena
10 de octubre de 1982. Para mí eran los últimos días del colegio, ese año salí bachiller, lo que implica que hasta ahí había vivido toda mi vida en dictadura. No sabía qué era la democracia. Ese año, gracias a la decisión del último golpista, Guido Vildoso Calderón, se instaló el parlamento elegido en las elecciones de 1980, y designaron como presidente de la República al ganador en la contienda electoral, Hernán Siles Zuazo, con la Unión Democrática y Popular (UDP).
Yo tenía parientes exilados, amigos torturados, detenidos o desaparecidos. Gente cercana que me hizo conocer desde muy temprano lo que eran las dictaduras. El Che Guevara me sentó en sus rodillas en 1966, cuando tenía dos años, en una reunión política en casa. A mis 14 años era parte del Cine Club Juvenil del colegio Don Bosco y, en el Cine 16 de Julio, el Padre Luis Espinal (jesuita) nos enseñaba a apreciar el arte del cine, lo que amo hacer hasta el presente.
Mi tío Rolando Costa Ardúz salió exilado a México y mi hermana y sobrinas también, junto a mi cuñado Luis Rico. Yo viví la dictadura de cerca, con miedo, dolor y con allanamientos a mi casa, tal vez por eso estudié Ciencia Política y tengo una militante adscripción democrática, quería encontrar la forma de que eso no se repita nunca.
A mi generación no le tocó luchar por la democracia, estábamos en colegio, si es que no se había clausurado el año escolar. Nos tocó contribuir a construir la institucionalidad democrática.
