“El variopinto entramado conformador de un régimen político no es un medio que por sí mismo necesariamente tienda a contribuir a la construcción de una sociedad más justa, igualitaria e integrada por individuos libres y más felices, pero sí lo puede ser para evitar que ésta se deshaga.”
Manuel Alcántara Sáez (De la Gobernabilidad)
Después de los resultados de las elecciones generales del 18 de octubre de 2020 ha resurgido con fuerza en el debate público el concepto de gobernabilidad1. Además, si tomamos en cuenta que poco antes de la posesión del Presidente electo la bancada legislativa de su partido promovió la modificación de la mayoría requerida para algunos artículos del Reglamento del Senado, se tiene la bandeja servida para empezar a reflexionar sobre lo que significa este concepto y lo que realmente implica. Se puede decir también que algo parecido ha ocurrido en las elecciones subnacionales del pasado 7 de marzo cuando la opinión pública estaba pendiente de la nueva configuración del tablero político de los niveles departamentales y municipales y su relación con el gobierno central.
Por supuesto que la gobernabilidad va más allá del mero cálculo aritmético de conformación de los entes legislativos y de su relación con los ejecutivos.
No solamente se trata de -en términos generales- tener la capacidad de pasar (o vetar) leyes e implementar políticas públicas sin mayores dificultades o -en términos más específicos- hacerle frente al contrincante y derrotarlo en un juego que termina siendo de suma cero (llámese MAS u oposición, pues funciona en ambos casos), sino que es necesario también incluir en el análisis otras variables como la participación, la legitimidad, la institucionalidad, la gobernanza multinivel, etc.
En definitiva, vale la pena profundizar en este complejo entramado de factores que tienen que ver con todo aquello que implica la gobernabilidad y las consecuencias que se derivan de su presencia o ausencia. De esta manera, una vez terminado el largo periodo electoral por el que han pasado los(as) bolivianos(as), cabe sentarse a pensar sobre los desafíos de la gobernabilidad.
En este artículo proponemos un breve análisis con el que se pueda contribuir a la comprensión de estos desafíos, a partir de algunas variables institucionales como el diseño de las reglas de juego y el mercado electoral, que darán forma a un determinado formato y dinámica de la competencia política.
Queda pendiente entonces un estudio profundo sobre el conjunto de factores que hacen a la gobernabilidad y que van más allá de una coyuntura específica, que dicho sea de paso en la actualidad se ha reducido y simplificado a 2 polos: MAS – anti MAS.
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