Desmantelamiento de las áreas protegidas: impacto del “extractivismo” en Bolivia

Explotación de oro en Arcopongo. Foto: Cooperativa Ullukaya Condoriri
Explotación de oro en Arcopongo. Foto: Cooperativa Ullukaya Condoriri

Hace casi una década el término extractivismo se ha consolidado para referirse a lo que ocurre en Bolivia y en nuestro continente particularmente cuando se manifiestan posiciones críticas en relación al medio ambiente. Sin embargo, como cualquier concepto que se usa de forma generalizada, no siempre se conoce exactamente su definición y especialmente las implicaciones de éste.

Bolivia es extractivista y eso implica grandes problemas ambientales, económicos, políticos y sociales. Pero ¿qué significa que sea extractivista?, ¿eso de qué forma nos afecta?, ¿es algo que debe preocuparnos?, ¿cómo afecta a la naturaleza, los bosques, las áreas protegidas, la vida? Son algunas de estas preguntas las que abordaremos en este artículo.

Extractivismo, ¿qué es?

El definir qué concepto de extractivismo usamos es algo fundamental. Usamos el concepto de Gudynas (2015) del extractivismo como “un tipo de extracción de recursos naturales, en gran volumen o alta intensidad, y que están orientados esencialmente a ser exportados como materias primas sin procesar, o con un procesamiento mínimo”.

Esta sencilla definición pone en claro que cuando se habla de extractivismo nos referimos a una actividad de extracción de recursos naturales; pero no cualquiera, sino aquella que cumple determinadas condiciones. Una primera condición es que se extraen recursos naturales en grandes volúmenes y/o gran intensidad. 

Esta condición es la que genera los principales problemas en términos ambientales, puesto que extraer recursos de la naturaleza en las dimensiones en las que los extractivismos actuales lo hacen–como la minería, y la extracción de gas, entre otros– afecta severamente los ecosistemas de origen. Son tales las dimensiones, que algunos de estos impactos no sólo afectan la zona en la que se desarrolla la actividad extractiva sino zonas con un alcance mucho mayor (ej: los incendios en la Chiquitanía o el Amazonas que afectan no solo esas regiones sino el conjunto de nuestro país).

Una segunda condición es que esos grandes volúmenes de recursos naturales –o muy intensivos en su extracción– sean destinados principalmente para la exportación como materias primas (o con un mínimo procesamiento). Esta característica es una de las más relevantes, no tanto por sus implicaciones ambientales sino por los efectos que tienen en el conjunto de la sociedad en múltiples dimensiones (económica, política, social y cultural). El que se destinen principalmente a la exportación vincula a estas actividades a un mercado global y a importantes intereses económicos antes que a un mercado e intereses nacionales.

Esa dependencia de estos extractivismos del mercado global tiende, en muchos casos, a imponerse sobre intereses, normativa e instituciones nacionales para poder desarrollarse. Y suele ser tan importante el poder de éstos frente a los Estados que llegan a transformar normas, instituciones, autoridades, discursos, lógicas, sentidos. Gudynas los denomina como “efectos derrame” de los extractivismos que no solo afectan las zonas donde se desarrollan sino al conjunto del territorio y sociedad nacional. 

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CAMPANINI, Oscar
CAMPANINI, Oscar

Director del CEDIB