“Cartografía” de los conflictos de cara a los procesos electorales

Desde el permanente interés de contribuir al diálogo democrático y constructivo, la Agencia de Noticias Fides (ANF) organizó un conversatorio en el cual participaron Ana Lucía Velasco (politóloga), Sayuri Loza (historiadora) y Vlady Torrez (politólogo). El mismo tuvo la finalidad de “cartografiar” (identificar, localizar, ubicar escenarios y actores en una suerte de mapa) los conflictos que se han ido gestando en el país recientemente, pero también analizar los próximos meses que son críticos de cara a los procesos electorales programados para este y el próximo año (como las elecciones judiciales y elecciones generales), para reflexionar sobre a dónde pueden conducir al país, en el entendido de que contamos con un gobierno sumamente débil.

Participantes del conversatorio junto al director general de ANF

Lamentablemente, dada la situación actual, no parece haber una forma para que las cosas puedan mejorar para el país sin que antes la crisis se ahonde. Si bien hay conflictos que la gente puede “dejar pasar”, por así decirlo, como el censo, los incendios o las elecciones judiciales, cuando se llega al ámbito económico y se toca el bolsillo de las personas ya no se puede entrar a escenarios de negociación o contingencia, por lo que el resto de los problemas se convierten en agravantes. 

En el caso del censo, este puede ser un agravante importante en la medida en las que se canalice el descontento de las regiones que se han visto más perjudicadas, como El Alto y Santa Cruz, cuyas autoridades son aliadas de Arce pero que por un elemento de supervivencia ya no pueden apoyar al gobierno con esos resultados.

Lo cierto es que la crisis estallará con contundencia más pronto que tarde, pues viene acumulándose desde hace varios años, en los que se gasta más de lo que se recibe. El gasto público tiene que reducirse empezando por la solución imprescindible, aunque dolorosa y con alto costo social, de quitar las subvenciones (aunque paulatina y sectorialmente). Arce intentó diferir la decisión con la llamada a un referéndum, pero no solo no se ha hecho, sino que se la ha derivado a un momento indeterminado en el tiempo y hasta se ha dicho que posiblemente no sea Arce quien llame a referéndum. 

“Esto se enlaza con la crisis política e institucional pues si el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) paralizaron el referéndum fue en señal de cálculo político. Había un pacto de mantener la prórroga indefinidamente y no llamar a elecciones judiciales a cambio de paralizar o viabilizar ciertas medidas como el referéndum. El problema está en que, si Arce no toma la decisión de quitar la subvención, la crisis empeorará”, afirmó Vlady Torres. 

A su vez, la crisis política se está incrementando con miras a la etapa electoral donde la ruptura del MAS, que ha afectado a todo el sistema político, ha llegado a un punto de no retorno. Los bolivianos están en un avión sin piloto. Arce ya no tiene los pies en la tierra y cree que esperando que pase el tiempo las cosas se arreglarán, mientras que los evistas están analizando cómo sacarlo para que Andrónico suba al poder y así habilitar a Evo, llamar a elecciones y posesionarlo.

Lo único que le queda al arcismo es apostar a inhabilitar a Evo pues de lo contrario Evo no solo se desquitaría con la oposición, sino que aplastaría al arcismo. Si Evo ha convocado a una marcha hasta La Paz es porque cree tener la certeza de que puede tumbar al gobierno de Arce. “Lo que Evo quiere es subir al poder para imponer sus milicias y no salir nunca más. El detalle está en que Bolivia no es como Venezuela, aquí hay una lucha de débiles y hay poderes de facto que no permitirán que Evo se entronice”, señala Sayuri Loza. 

En cuanto a la oposición más tradicional, parecería que simplemente están esperando a que se liquiden entre masistas para recién actuar, pero contrariamente a lo que piensan, la gente no es tonta y se da cuenta de su incapacidad. En este escenario Manfred Reye Villa se va perfilando como el único candidato que podría “sacar la cabeza sin que lo decapiten”, pues tiene además la carta de no haber sido parte de los conflictos del 2019. Incluso podría llegar a ser la apuesta del arcismo si Evo es candidato con la ventaja adicional de que la oposición tradicional estaría más dispuesta a hablar con Manfred que con Arce. 

De cualquier forma, tal como está la situación, sin importar quién entre en la contienda electoral de parte de la oposición, no lo dejarán gobernar y lo tumbarán a los pocos meses, lo cual solo terminaría en un retorno aún más triunfante de Evo. Pero de igual forma, de llegar Evo al poder, el problema solo se trasladará un año más, pues salvo que Evo tenga garantizado conseguir recursos y fondos para contar con liquidez económica, no durará tampoco mucho más tiempo en el poder. Sin embargo, si se quiere sacar a Evo del escenario político esa probablemente sea la mejor manera (que vuelva a gobernar).

Hay alrededor de un 15% de personas que votará siempre por él por la añoranza del pasado y por practicismo, entonces es clave que Evo esté en la papeleta electoral y pierda en las urnas, o que llegue a ser presidente en este contexto de crisis donde acabaría siendo tumbado de todas formas, lo cual -a su vez- allanaría el paso para que venga después alguien autoritario y de derecha.

Lo ideal en este momento sería poder convocar a un gran pacto, pero se ha demostrado que ninguno de los actores tiene esa capacidad. Además, Evo, por fuerza de la propia narrativa que maneja, necesita un enemigo claro con quien no sentarse a dialogar. No obstante, la polarización es una estrategia que solo sirve hasta que no tienes que comer. Cuando la gente vea su cocina vacía, más que por polarización, por miedo, la gente apoyará al discurso más radical que es el que más certezas da. Hay un nivel grande de cansancio respecto a la lucha política y de ideología vacía. La gente se cansó de pititas y masistas, y ya solo se quiere soluciones. 

De izq a der: Ana Lucía Velasco, Vlady Torrez, Sergio Montes, sj y Sayuri Loza

JUBILAR A LA VIEJA CLASE POLÍTICA 

Se ha llegado a un punto tal de desgaste de las figuras políticas y de falta de renovación, que es necesario tomar medidas de presión social y mediáticas para apartar a la vieja clase política. Tal como se hizo recientemente en Estados Unidos, donde se presionó a tal punto a Joe Biden hasta que dé un paso al costado; algo similar debería darse en Bolivia con personajes como Mesa, Samuel o Evo, entre otros, que no dan lugar a nuevos liderazgos. “Esta vieja clase política parecería en verdad solo desear que la gente los ame, salir como héroes y entrar en las primeras páginas de la historia. Quizá sea eso lo que hay que darles, pensar en condecorarlos y hacer una campaña mediática para que estos lideres muestren su desprendimiento y renuncien todos, dando lugar a una nueva generación”, señaló Ana Velasco.

Existen figuras jóvenes interesantes como Andrea Barrientos, Andrónico Rodríguez o Toribia Lero, que en comparación con sus lideres, tienen mucho potencial, y a los cuales además la gente y los jóvenes quizá votarían, ya no por descarte sino por convicción. El problema está en que actualmente estas figuras se retraen para no hacerle sombra a los líderes de sus partidos. En tal sentido, convendría “patear el tablero” y empezar a pensar el país de otra manera.

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Agencia de Noticia Fides
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