Para entender las propuestas y posibilidades electorales de Víctor Hugo Cárdenas –y de cualquier otro postulante en las próximas elecciones – debemos entender el contexto actual y la trayectoria política del candidato.
Víctor Hugo Cárdenas empezó su carrera política bajo la sombra del liderazgo de Genaro Flores, fundador del Movimiento Revolucionario Tupaj Katari (MRTK) e instaurador del sindicalismo de nuevo cuño, a través de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB).
Ambas organizaciones se desarrollaron por el fuerte impulso de partidos políticos de izquierda, intelectuales progresistas e instituciones no gubernamentales en Bolivia. Ello porque poco antes había emergido una organización sui generis, que confundía el hasta entonces previsible panorama político en Bolivia. A partir de la década de los 60 se va constituyendo la sensibilidad indianista y en 1978 se funda el Movimiento Indio Tupak Katari (MITKA). El discurso de esta nueva organización sorprendió, pues propugnaba un gobierno indio en Bolivia. La clase política establecida recelaba peligros y hasta racismo en esa propuesta, por lo que cual se volcó a apoyar otra propuesta propugnada y encabezada por indios denominados, más amablemente, campesinos.
Será esa la primera constante para entender la conducta política de Víctor Hugo Cárdenas: el entendimiento de que en Bolivia existen tendencias políticas y que el indio –o campesino, o indígena originario campesino como le denominan algunos hoy día– puede estar al margen de esas influencias sólo si desarrolla ideas y organizaciones propias, pero que es más fácil acogerse a la influencia de alguna de ellas.
La situación inicial de Víctor Hugo Cárdenas en el MRTK y la CSUTCB será al inicio incómoda. Él no reúne las características de personalidad y de liderazgo necesarias para imponerse en el ambiente sindical campesino y en las comunidades de base, pero su formación y dotes intelectuales lo hacen sobresalir. Empero, esas disposiciones le atraerán recelo y suspicacia de sus pares. El grupo de choque de la CSUTCB, denominado “Los Locos”, no sólo aterrorizará a los indianistas detractores del Katarismo, sino también se ensañará contra Víctor Hugo Cárdenas.
En ese contexto, la emergencia de Víctor Hugo Cárdenas será también el declive de sus mentores y patrones (políticamente hablando): su brillo en la política nacional irá a la par del debilitamiento de Genaro Flores. Esa será su segunda constante: la solución del fraccionalismo a través de la imposición de la figura única.
En ese transcurso, Cárdenas demuestra un manejo magistral del discurso político conveniente. Su arenga recupera el discurso indianista, como cuando escribía: “Los círculos minoritarios siempre han usurpado el poder. Tupaj Katari luchó para implantar un gobierno de las bayetas, de los pobres de ese tiempo”; al mismo tiempo recalca que el Katarismo mira con los dos ojos: de clase y de etnia, mientras que el indianismo tiene solamente una mirada tuerta y racista.
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