La salud como parte constitutiva de la vida, es un bien en sí mismo y al mismo tiempo es la condición indispensable para el desarrollo social y económico de toda sociedad. Esta afirmación ha sido ratificada por investigaciones serias y bien documentadas que permiten deducir que la enfermedad no limita solamente la calidad de vida de las personas sino, además, disminuye su capacidad productiva personal y también social.
En 1995, el Banco Mundial (BM) definió cuatro formas de capital: el Natural, referido a los recursos naturales de cualquier país; el Construido que comprende la infraestructura industrial, fábricas, carreteras, todo lo que la sociedad puede poseer para producir bienes materiales; el Capital Humano, definido como la capacidad productiva individual de las personas y el Social, como el grado de cooperación recíproca para lograr mayor desarrollo. Con ese concepto se han hecho estudios que demuestran que el llamado capital humano tiene mayor capacidad productiva que cualquiera de los recursos construidos. Es más, estos no podrían funcionar sin el ser humano que los maneja mejor o peor según su capacidad.
Con un criterio más humanista que mercantil Amartya Sen designa como “capacidad humana” a lo que el BM denomina capital humano. Supera así el concepto de que el ser humano sea solamente un instrumento para el desarrollo, cuando en la realidad, es, además, el destinatario final de ese desarrollo.
El cuidado de la salud, desde tiempos remotos ha estado confiado a los mejores conocedores de cómo evitar y curar la enfermedad. La mitología consagra a Esculapio como Dios de la salud colaborado por sus dos hijas inmortales Higia y Panacea, que representan el origen de la Higiene actual y la curación medicamentosa. Históricamente se han sucedido brujos, chamanes, adivinos, sacerdotes y, finalmente, médicos cuya máxima expresión es Hipócrates (450 a.c.). Recién en el período del Renacimiento (700 d.c.) se inicia el estudio científico de la anatomía, la fisiología, la patología, la terapéutica entre otras actividades metódicamente estudiadas con recursos todavía iniciales como el microscopio de Leuvenhook que permitió ampliar progresivamente la mirada médica.
Continúa leyendo este artículo y otros más adquiriéndolo en la sección REVISTAS