El cine desde una óptica femenina feminista

Foto: Daniela Parra
Foto: Daniela Parra

El cine como medio de expresión artística se inició en París desde 1895, hasta la fecha atravesó una serie de cambios, entre ellos la evolución tecnológica que experimentó el séptimo arte y que ha sido inmensa, pasando por diferentes etapas, desde el cine mudo propuesto por los hermanos Lumière hasta el cine digital que conocemos actualmente.

Si bien el lenguaje cinematográfico se ha diversificado, los creadores visuales mayormente han puesto su acento en la importancia de un actor y realizador en este rubro: el hombre. Cuando nos referimos a este término, no aludimos al sustantivo general que se conoce como humanidad, sino a su género.

Que en la industria cinematográfica se haya puesto este acento no es un hecho casual, ya que a lo largo de la historia el hombre, como ser y como género, siempre fue una figura pública, relegando paulatinamente a la mujer a ámbitos privados y del cuidado del hogar, considerados simbólicamente como ámbitos inferiores en la sociedad.

Este desequilibrio establece una distribución inequitativa de los roles o de las aspiraciones que pueden llegar a tener tanto hombres como mujeres en el desarrollo de las habilidades artísticas. Al considerar que este fenómeno no es fruto de la casualidad, remarcamos que este hecho es el resultado sistemático de una especie de programación colectiva desarrollada a lo largo de nuestra historia bajo tintes de machismo y patriarcalidad. En otras palabras, nos referimos a una forma en la cual fuimos criados y educados de manera normativa bajo una visión masculina, donde los privilegios se perciben en muchos casos de manera sutil, pero otros descaradamente visibles.

En ese entendido y bajo esa programación manifestada anteriormente nos referimos a que la visión masculina en el cine, situándose en una posición de privilegio, se refiere a la representación de las mujeres desde una postura androcéntrica, es decir, que refleja simbólica y literalmente el enfoque o punto de vista de los hombres y sus intereses. En tal sentido, el varón desde su visión patriarcal propone e impone la construcción de los personajes femeninos a partir de una relación de poder, en su mayoría cediendo a sus instintos de cosificación y estereotipación del género femenino, Como es el caso de Alfred Hitchcock, quién es lamentablemente considerado uno de los directores de culto dentro de la historia del cine por obras como: Los pájaros, Marnie, La ladrona y Vértigo teniendo como común denominador su representación de las mujeres como seres completamente vulnerables y serviles al varón, también mostraba su preferencia por fomentar la figura estereotípica de la mujer rubia, fría y manipuladora; entienden -los hombres- en ese sentido que la subordinación y la violencia simbólica, que sufre este género, es una condición completamente normalizada pero desde la situación como mujer es realmente incómoda. 

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PARRA, Daniela
PARRA, Daniela

Fotógrafa y comunicadora visual

MIRANDA, Raúl
MIRANDA, Raúl

Filósofo, educador y activista social