AREQUIPA, Marcelo
La tesis con la que me gustaría comenzar es que aún no estamos cerca para que se llegue a consolidar una transición política, distinta a la que estuvimos viviendo hasta ahora en la representación política, de hecho, sostengo que a partir de los resultados de las elecciones generales de este 2019 es que comenzará la verdadera transición política.
Vivimos un poco lo que dice Jason Brennan (2019), malos años para la democracia y buenos para sus críticos, por lo que debemos cultivar más fans de la democracia para contrapesar a los críticos, que muchas veces se comportan como hoolingans de la política defendiendo posiciones desde su reducto identitario de grupo.
Entrando en el tema de la representación política, lo que observamos en nuestro espectro político-electoral son líderes que se empeñan en convencernos (desde su propio carisma) de que el cambio político es inminente y que depende de ellos mismos; a partir de algunos puntos, que considero síntomas de un periodo acabado de la representación política, me gustaría provocar afirmando que deberíamos estar abiertos a investigar y ver la posibilidad de experimentar con otras alternativas que transformen nuestra democracia.
No es un hecho alternativo, sino un hecho concreto, el que la democracia tiene fallos sistemáticos; a estos fallos algunos se animaron a llamarlos como recesión, muerte, crisis de la democracia. Pienso que aquellos se equivocan en gran medida porque, afortunadamente, la forma de gobierno democrática nos permite la creación y recreación de debates interminables sobre aspectos que pensábamos solucionados, como algunos puntos que a continuación expondré:
La lealtad Como un tabú
Tenemos hasta hoy dos ejemplos, bastante similares en su espíritu autoritario, de expresión de tabú, en nuestros principales candidatos electorales: por un lado, en el gobierno se encuentra el tabú de que hablar de la reelección de Evo Morales es algo que no se permite hacer; mientras que en el lado de Comunidad Ciudadana es un tabú intentar criticar/observar lo que ocurre con el candidato Mesa, porque para ésta lo que se tiene que hacer es alinearse a su disciplina y seguir los principios que dicen defender por sobre todas las cosas.
De forma esquemática, no será difícil ubicarnos dentro de alguno de los tipos de lealtades políticas, siguiendo la propuesta de Montserrat Guibernau (2017).
Lealtad autoritaria: entre cuyas particularidades se encuentra la veneración de una narrativa particular, la preservación del statu quo y la defensa del tradicionalismo; se cultiva la creencia de que el objeto de la lealtad es pleno y entero en sí mismo, un producto acabado que no puede mejorarse ni someterse a examen crítico.
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