Imaginemos un curso con cincuenta estudiantes y un profesor. El profesor pasa asistencia y guarda la información en una hoja de papel, esta situación representa un sistema centralizado. Ahora, imaginemos que cada estudiante, así como el profesor poseen una copia de la lista; cada vez que el profesor pasa asistencia, todos los estudiantes anotan los nombres en sus propios registros, por lo tanto, cualquier cambio debe ser consensuado para que todos los estudiantes más el profesor actualicen sus documentos, esta situación sería una analogía de una base de datos descentralizada. Para mayor seguridad, cada nombre en la lista se enlaza con el anterior y el siguiente, de tal forma que nadie puede ingresar un nombre adicional sin autorización, esto es la cadena de bloques en inglés blockchain, este vínculo es asegurado por funciones hash y criptografía compleja, lo que asegura la integridad y seguridad del sistema.
Siguiendo con la analogía, imaginemos un colegio donde existen varios cursos y cada curso tiene su propia lista de asistencia, esto representaría las diferentes blockchains que existen. La utilidad del blockchain es muy variada, abarcando desde contratos inteligentes, pasando por Dapps hasta criptomonedas. Donde cada criptomoneda tiene su propia red de nodos que mantienen la cadena de bloques. Las principales criptomonedas son Bitcoin y Ethereum, siendo esta última especialmente destacada por su capacidad de soportar contratos inteligentes.
Entonces, ¿cómo se relaciona todo lo dicho con el contexto económico actual? Para eso tenemos que responder a esta pregunta: ¿qué es realmente el papel moneda? Más allá del papel y las tintas, un billete es una promesa de valor respaldada por el Estado que se reflejan en las firmas y el número de serie. Su valor se sustenta en la confianza que depositamos en las instituciones. Por otro lado, los bancos centrales gozan de la facultad de emitir billetes en cantidades que consideren necesarias
Al digitalizar el dinero, surge el billete digital, un número único almacenado en una base de datos centralizada en el banco central, vinculado al valor y la identidad del propietario. Los Bancos Centrales podrían crear y destruir estos billetes con solo unos clics, otorgándoles valor y restricciones. Esto ya ocurre en algunas partes del mundo con las Monedas Digitales de Banco Central (CBDC).
¿Qué implica esto para nosotros? Al digitalizar el dinero, los Estados podrían obtener un control sin precedentes sobre nuestras finanzas. Por ejemplo, podrían limitar nuestros gastos, establecer fechas de vencimiento para los fondos o incluso congelar nuestras cuentas de forma remota. Imaginemos un escenario donde se nos otorga un bono para un fin específico, y luego ese dinero simplemente desaparece. Esta visión distópica plantea serias interrogantes sobre la privacidad y la libertad económica.
Es importante no confundir las CBDC con las criptomonedas. Aunque existen miles de criptomonedas cada una tiene sus particularidades, tomemos como ejemplo el Bitcoin. Para generar un "número de billete" en Bitcoin, se utiliza una fórmula matemática específica que "imprime" los billetes digitales. Esta fórmula está diseñada para limitar la cantidad total de bitcoins que pueden ser creados, lo que elimina la posibilidad de inflación, ya que no se pueden generar más allá del límite establecido.
¿Quién puede "imprimir" estos billetes? Cualquiera que disponga de una computadora capaz de resolver la fórmula matemática. Una vez que el problema es resuelto, se "imprime" el billete, en este caso, un bitcoin; la red recompensa a quien realiza este trabajo con una fracción del bitcoin. Sin embargo, conforme nos aproximamos al número máximo de bitcoins permitidos, la complejidad de la fórmula aumenta, las recompensas disminuyen, y los costos de procesamiento se incrementan, lo que desincentiva la creación de nuevos bitcoins y establece un equilibrio natural.
Las criptomonedas nos liberan de los bancos centrales y tienen como esencia la libertad. Esta utopía ha demostrado ser posible. Por ejemplo, para viajes al extranjero, las aduanas revisan si estás ingresando o sacando divisas, y para ciertas cantidades necesitas la autorización de los bancos centrales. Con las criptomonedas es difícil para las aduanas detectar si estás transportando dinero, ya que solo necesitas recordar o llevar anotada la clave asociada a tus fondos.
Nos enfrentamos a un gran dilema: optar por el control total que ofrecen las CBDC o por la libertad que brindan las criptomonedas. En un horizonte todavía lejano, pero ya visible, se perfila la silueta del 'boliviano digital', que podría representar una gran oportunidad, aunque también una seria amenaza a nuestras libertades, que están estrechamente vinculadas a la actual lucha geopolítica.
Estamos viviendo una época de transición a una velocidad increíblemente acelerada. Si a esto sumamos la inestabilidad geopolítica que atraviesa el mundo, junto con el avance de nuevas tecnologías, el blockchain puede convertirse en una herramienta clave para transformar nuestro distópico presente en una aceptable utopía y evitar que caigamos en una realidad digna de una novela de Orwell.