El Concilio Vaticano II (1962-1965) estableció que se celebrasen periódicamente reuniones de representantes de obispos de todas la Iglesias para tratar temas de interés y actualidad. Estas reuniones periódicas se llaman sínodos y el último celebrado en Roma del 3 al 28 de octubre de 2018 ha sido sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. El texto que se publica a continuación es un resumen del Documento final de este sínodo.
Este sínodo ha sido precedido por una encuesta a jóvenes de las Iglesias de todo el mundo, lo cual ha ofrecido un material rico y valioso, donde se muestra la variedad de situaciones del mundo juvenil y su problemática humana, social, cultural y religiosa. También numerosos jóvenes, hombres y mujeres de diversos países han sido invitados a participar en el sínodo para poder escuchar sus voces.
Esta ha sido una de las características de este sínodo, la insistencia en la necesidad de escuchar a los y las jóvenes, sin juzgarlos ni ofrecerles respuestas ya confeccionadas y recetas prefabricadas por parte de una Iglesia jerárquica, siempre proclive al clericalismo patriarcal.
Más allá del tema de la juventud, este sínodo ha insistido mucho en una visión sinodal de toda la Iglesia, es decir, una Iglesia que camina conjuntamente hacia el Reino de Dios, donde todos los bautizados avanzamos en comunión. Etimológicamente “sínodo” significa camino conjunto y es un término que se aplica a la Iglesia, donde todos somos miembros activos, responsables, todos hemos recibido el mismo Espíritu del Señor y todos nos hemos de escuchar y ayudar.
Por esto no es casual que el desarrollo del Documento final siga el esquema del caminar de Jesús con los discípulos de Emaús, donde comienza por escucharlos.
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