La otra cara de la moneda

Analistas, politólogos, políticos, periodistas y el resto de la población boliviana le han dedicado mucha atención en su debido momento al denominado intento de golpe de Estado, autogolpe, show mediático montado o como se prefiera denominarlo; pues, éste ha sido el tema más candente de conversación en las charlas entre amigos en las banquetas de las plazas del país, durante el almuerzo familiar o en cualquier actividad de índole social esperada por el común ciudadano boliviano cada fin de semana.  

Todos los actores mencionados no han escatimado hipótesis al examinar el accionar de militares y gobierno, dejando de lado el análisis de la otra cara de la moneda, como lo es el resto de la población, que sufre a diario los desaciertos de los gobernantes. En consecuencia, a más de un mes de lo sucedido a través de los siguientes párrafos se tratará de explicar las sensaciones encontradas por parte de la ciudadanía en general y como dirían los productores del Programa Humorístico Confidencias, cualquier parecido de algún personaje con la realidad es pura coincidencia.

El calendario gregoriano 2024 marcaba miércoles 26 de junio y apuntaba a que sería un día con total normalidad laboral para Armando Pinto Paredes (A.P.P.), joven boliviano de 26 años de edad, egresado de ingeniería petrolera, quién había decidido estudiar dicha carrera al haber sido influenciado diez años atrás por la propaganda estatal que anunciaba que Bolivia era líder mundial en producción hidrocarburífera, lo cual hoy en día no es la realidad, sin embargo las necesidades de la vida apremian y él actualmente es personal de limpieza en la Empresa Brillante & Asociados S.A. (E.B.A.S.A.)

Armancho, como le decían sus colegas de trabajo, venía de una familia humilde, dedicada íntegramente al comercio informal en la famosa feria 16 de Julio (la más grande de Bolivia). Al estar asentado en El Alto, diariamente hacía el trayecto entre la ciudad maravilla y la ciudad más joven del país para poder cumplir con su fuente laboral. Él era el menor de cuatro hermanos y prácticamente el único con miras a ser profesional, ya que el mayor falleció en el denominado octubre negro de 2003; el segundo emigró a Chile para trabajar en plantaciones frutales y el tercero se dedicó al negocio familiar en vistas de que le llegó su hijo primogénito, mientras realizaba su servicio militar. 

Ante todo, lo anteriormente expuesto, Armandito (diminutivo asignado en casa), buscaba ser algún día el sostén familiar, sin embargo tenía muchas limitaciones por circunstancias de la vida, pues el futuro ingeniero no tuvo las posibilidades de practicar algún deporte en su infancia por la ayuda que daba en la feria a sus padres, no había estudiado en el Sanca, Don Bosco o Amerinst , ni mucho menos aprendió a hablar el idioma inglés, al contrario conocía relativamente su idioma nativo (aimara) puesto que los papás eran originarios de una provincia paceña.

Desde el año 2019, el país transita por una crisis política, sanitaria y económica, lo cual ocasionó que A.P.P. congele sus estudios universitarios prácticamente en su etapa final y busque un empleo con contrato fijo para gozar de beneficios sociales y seguro médico. Por lo que pasó por una serie de trabajos, desde ser voceador de minibús hasta llegar a atender un café internet, en el que en un día feriado de carnaval imprimía folletos con el aviso de contratación de personal para justamente E.B.A.S.A., sociedad anónima que se había adjudicado el servicio de aseo del edificio de la Asamblea Legislativa Plurinacional para la gestión 2023-2024.

Para A.P.P. la importancia de su primer contrato de trabajo formal estaba en el aguinaldo, que tenía un destino ya definido, pues la nueva modalidad de titulación del sistema público universitario conlleva un gasto económico más para los estudiantes; A.P.P. tenía pensado titularse como ingeniero petrolero con un diplomado en petroquímica de por medio, anecdóticamente dicho posgrado fue impartido por profesionales del pregrado de la misma universidad quienes en su curriculum vitae no demostraban tener experiencia en el área a ser impartida, en fin cosas de nuestro país.

La mañana de ese último miércoles del sexto mes del año, la urbe paceña tenía una sensación térmica fría con un sol quemante, el cual pegaba directamente en la nuca de los transeúntes. Dicho fenómeno sufrió A.P.P. porque el minibús que lo llevaba a su fuente laboral lo terminó dejando por la zona de la terminal de buses, debido a que una marcha de protesta del personal de salud se encontraba en la Montes y se extendía por la Pérez Velasco hasta llegar al prado paceño, dicha manifestación iba en contra de la jubilación forzosa que busca implementar el gobierno para generar fuentes de empleo en beneficio de las nuevas generaciones que aún no han tenido una oportunidad laboral.

Ese día, A.P.P. tenía programado realizar la limpieza total del quinto nivel del edificio legislativo, de manera que comenzaría su ardua labor en las oficinas de las comisiones y comités del lado derecho de dicho piso. La jornada transcurría con regularidad y al promediar el mediodía, su estómago ya le pedía comida, así que se dirigió a la pensión del subsuelo en el afán de degustar un delicioso chairo acompañado de un plato paceño.

Promediando la una de la tarde, A.P.P. empezó a sentir una sensación de dolor estomacal, quien sabe por la llajuita ingerida minutos atrás, por consiguiente, tuvo que salir del parlamento con dirección a una farmacia conocida en calle Comercio, buscando un remedio casero para su malestar. ¿Hijito, qué tienes?, le consultó Doña Remedios al futuro ingeniero, quien simplemente se friccionó la región cercana a su ombligo; en tal sentido la farmacéutica le recetó estomadol (la pastilla más vendida de la industria para la dolencia digestiva). Mientras se imprimía la factura de la compra realizada, los personajes en cuestión observaban cómo las fuerzas estatales de seguridad instalaban inusualmente barricadas en la esquina de calle Yanacocha. Armando al despedirse de Doña Remedios, atinó a decirle: Doctorcita se va a cuidar, algo raro va pasar, no en vano estos oficiales están colocando esas barreras, seguro jugarán a las guerritas, ella simplemente le sonrió y le agradeció por la compra realizada ya que era su primera venta realizada en el día.

Luego de un breve descanso tomando el sol en Plaza Murillo y tras presenciar que los colorados de Bolivia realizaran el cambio de guardia en la puerta principal de Palacio Quemado, lo cual representaba que el reloj marcaba las dos de la tarde, A.P.P. olvidó que en el quinto piso estaba el anexo cinco, una dependencia que conecta al edificio antiguo del legislativo, pues estas oficinas tienen la peculiaridad de ser ófricas, aisladas y silenciosas. En otras palabras, cualquier cosa podía pasar ahí, así es que él no tuvo más que iniciar su trabajo vespertino para irse rápido de dicho lugar; luego de limpiar el baño de varones escuchó que se cerró de manera brusca una oficina al final del pasillo de la que salió corriendo Israel, su ex compañero de colegio, quien tenía el peor promedio del curso, sin embargo tenía el visto bueno para fungir como asesor de un diputado; ambos se sorprendieron al verse las caras, sin embargo, no les dió tiempo de saludarse de buena manera, ya que el amigo le dijo a Armancho: ¡te tienes que ir, va a haber golpe de Estado!

A.P.P no entendía a qué se refería Israel, así que se encerró en el baño y escribió en la aplicación chat GPT de su celular la pregunta ¿Qué es un golpe de Estado?, la inteligencia artificial procesó rápidamente el pedido y Armandito leía la respuesta que le daba a entender que se orquestaba un movimiento militar violento para derrocar al gobierno de turno. Posterior a eso, le llegó una notificación de facebook en su smartphone, donde le salió la transmisión en vivo de un medio de comunicación que mostraba militares y tanques de guerra en el denominado kilómetro cero, al mejor estilo de inicios de la década de los 80 cuando él no había ni nacido.

Todo empezaba a cuadrar, las barricadas, chat GPT, el facebook live e incluso tik tok le mostraba a A.P.P. videos de golpes militares y dictaduras en Bolivia. De ahí que él, inmediatamente sin pedir permiso a sus superiores recogió su mochila de su oficina y aceleró su marcha del edificio, ya que le vino a la memoria el lamentable suceso que veinte años atrás le tocó vivir a su familia con el deceso del hijo mayor. Al bajar por la calle Colón, A.P.P. sentía esa sensación de caótica que había en el centro paceño, una multitud retirando dinero de cajeros y bancos, personas aprovisionándose con alimentos de primera necesidad sin importar el precio, oficinistas saliendo precipitadamente de las dependencias estatales, tiendas comerciales que cerraban apresuradamente y la gente que vivía de la venta del día aún no se percataba de lo que sucedía, simplemente permanecían en sus habituales esquinas ofreciendo sus diversos productos.

Mientras caminaba, A.P.P. leía las fake news en sus redes sociales, noticias que hacían correr el rumor de que por la autopista que conecta el centro paceño y la ceja de El Alto llegaban refuerzos militares, entonces con el nerviosismo del momento Armancho terminó creyendo dicha información y cambió de estrategia para regresar a casa. De tal manera que se fue caminando hasta San Pedro, eso sí no tomó teleférico por temor a que este medio de transporte fuera intervenido por las fuerzas armadas y se subió a un trufi de la calle Otero de la Vega, de esos taxis que suben hasta Ciudad Satélite.

En ese vehículo, el chofer tenía sintonizada una radio tradicional que a esa hora suspendió su emisión habitual de música boliviana para informar a detalle lo que iba pasando en la plaza principal. Al lado de A.P.P. estaba sentada una señora de nombre Esperanza, quien había colgado recientemente una llamada telefónica con su hija que radicaba en España, su primogénita le había llamado para consultarle lo que sucedía en el país, ya que todo le llegó inmediatamente allá gracias a la velocidad del internet.

La mujer aparentaba tener más de setenta años y término desahogando en el trayecto todo su pesar en Armando; pues la hija se había titulado casi dos décadas atrás con honores de una afamada universidad privada del país, pero lamentablemente al no tener en su momento el certificado azul tuvo que buscar mejores horizontes en el viejo continente, donde ella pudo crecer profesionalmente, ella hoy en día trabajaba en el área de finanzas del Banco Mundial, de modo que entendía a cabalidad la situación económica que atravesaba el país. 

Por su parte, Doña Esperanza decía ser emenerrista a morir (partidaria del extinto Movimiento Nacionalista Revolucionario) y pese a las posibilidades que tenía la hija de llevársela a Europa, la señora longeva no quería irse de Bolivia ni mucho menos de la sede de gobierno, pues haciendo eco de su nombre creía que mejores días vendrían para el país y que tarde o temprano la hija regresaría para compartir con ella sus últimos años de vida.

Finalmente A.P.P. llegó a su hogar, papá y mamá no tenían idea de lo sucedido, ya que ellos estaban organizando la ropa que llevarían a la feria al día siguiente y él vió por conveniente decirles que salió temprano del trabajo por un malestar Interno. Los padres recién se enteraron al promediar las siete de la noche de todo lo que había pasado al ver las noticias en un canal televisivo, mientras compartían su té con marraqueta y queso a modo de cena. Lamentablemente, en ese instante la mamá de Armandito estalló en llanto ya que tuvo en la retina el recuerdo del hijo mayor quién había fallecido en un en un evento similar al que se estaba ocurriendo. Seguramente, con todo lo vivido ese día miércoles, A.P.P. viendo el techo de su cuarto se iba a preguntar antes de dormir a dónde debemos ir como país en un futuro inmediato (corto, mediano y largo plazo) tomando en cuenta la realidad boliviana y las circunstancias actuales que a la generación nacida en la última década del siglo XX le toca afrontar.

Esta historia no es más que la representación de muchas personas que radican en la sede de gobierno y sus alrededores, cuyas familias tienen integrantes dedicados al comercio (Doña Remedios, quien tiene a impuestos nacionales controlando su emprendimiento entre ceja y ceja), con un trabajo en la burocracia estatal (Israel, quien no tiene la más mínima idea de cómo llegó a estar parado en el parlamento) o en la etapa universitaria (Armando, quien contra viento y marea quiere darles ya no más a sus progenitores ese cartón tamaño oficio que le da un grado académico). De la misma manera, conmemora a familias con heridas por las otrora épocas sangrientas que vivió el país (padres de A.P.P. que reciben una renta a modo de compensación por el deceso de su hijo, aunque hay heridas que el dinero no puede curar) o que debido a la falta de oportunidades tomaron otros destinos (Doña Esperanza e hija, quienes vieron su núcleo familiar fragmentado con la partida de una de ellas al exterior del país).

No hay que ser un erudito como para poder dar como gobierno una solución integral a los conflictos sociales recientemente citados; soluciones que van desde la implementación de políticas públicas alentadoras para emprendimientos con impuesto nulo en su primer año de vida, el impulso a la compulsa de méritos para competir por puestos laborales en el aparato estatal, la consolidación de una reforma educativa escolar y universitaria que se adecué a los tiempos actuales, el análisis del aporte real que se tiene invirtiendo en equipamiento de las fuerzas de seguridad nacional, hasta la apertura del país a la inversión de capitales extranjeros para evitar la fuga de cerebros.

Bolivia se caracteriza por ser un país altamente católico con mucha presencia de vírgenes y santos en cada pequeño lugar acantonado en los nueve departamentos, es por tal motivo qué hoy más que nunca, el pueblo boliviano necesita de la ayuda del ser supremo o tal vez del propio boliviano para hacer eco de la frase “la unión es la fuerza” que va en cada moneda. Indudablemente es momento también de que arcistas, evistas, mesistas, camachistas, tránsfugas y demás integrantes de la política boliviana puedan tener la capacidad de reorientar sus decisiones para que todos juntos empujen el carro con rumbo a un destino más estable en todo sentido, porque al ritmo que el país va, no es necesario ser un gran analista como para poder percatarse de que se aproximan días amargos. Si bien evidentemente el empresariado será el motor económico del país, hay muchas decisiones que rondan entorno a los dueños de plaza Murillo y calles aledañas, quienes al fin y al cabo terminan definiendo el futuro de la patria.

Cuarto Intermedio no comparte necesariamente las opiniones de los autores.

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AVENDAÑO, Mario
AVENDAÑO, Mario

Ingeniero y analista