Al momento de escribir este texto, existen más de 5 millones 400 mil casos confirmados y más de 340 mil muertes1. Adicionalmente a sus efectos en la salud, el SARS-CoV-2 ha tenido efectos gigantescos en la economía mundial. Al momento de escribir este texto, Estados Unidos registra más de 30 millones de desempleados en seis semanas. Las diferentes bolsas de valores a nivel mundial han registrado caídas no vistas en décadas. El precio del barril de petróleo ha caído a un precio bajo histórico que no se veía en 18 años y el petróleo en Estados Unidos (WTI) llego a registrar un precio negativo por primera en la historia, llegando a costar -37.63$us. El Fondo Monetario Internacional pronostica que la economía mundial dejará de crecer y se encogerá un 3% el 2020.
A pesar de los efectos devastadores que ha tenido esta pandemia; este no es el primer virus en enfermar a millones de personas, esta no es la primera pandemia en tiempos modernos y tampoco será la última en un futuro previsible. Lo que ha hecho única a esta pandemia han sido los desafíos que ha presentado para las sociedades alrededor del mundo, en el momento concreto en el que llegó. La forma en la que nos ha obligado a cambiar el ritmo de las actividades, los rituales sociales más practicados, las rutinas personales de las cuáles dependía la economía.
Nos ha obligado a reinventar y repensar instituciones sociales cuya existencia y presentación habíamos tomado por sentado como la educación, el ocio, el trabajo o la familia. En pocas palabras, la forma bajo la cual habíamos estructurado las relaciones humanas – y las relaciones de poder inherentes a ellas, se han visto alteradas.
El mundo nunca volverá a ser el mismo y mientras la humanidad entera debate qué rumbo desea dar a sus sociedades en tiempos excepcionales, en Bolivia seguimos enfrascados en debates coyunturales de corto alcance, en conflictos mezquinos de la clase política y completamente desprovistos de la infraestructura necesaria para enfrentar esta o cualquier crisis sanitaria. Para iniciar un debate que nos ayude a estar en sintonía con el resto del mundo, debemos preguntarnos ¿Qué tiene este virus de especial para haber tenido un efecto tan grande a escala global? ¿Qué cosas ya deberíamos haber sabido a estas alturas?
Una breve historia de las pandemias del siglo XX
A veces, para mirar hacia el futuro, ayuda mucho mirar en el pasado. En ese sentido, ante ese sentimiento de estar viviendo momentos excepcionales, vale la pena volver la mirada por unos momentos atrás y pensar ¿son, realmente, tiempos excepcionales?
Como dije anteriormente, la actual pandemia no es un evento novedoso. La historia de la humanidad ha estado marcada por numerosas enfermedades contagiosas que han tenido fuertes impactos en la sociedad.
Me concentraré en aquellas que han tenido una presencia importante en el siglo XX. De ellas, la primera y más importante – y a la que volveré más tarde, es la influenza de 1918 o la mal llamada Gripe Española. Esta pandemia fue tan grande que se estima que un tercio de la población mundial se infectó y se sabe que cerca de 50 millones de personas murieron por dicha influenza, aunque los datos pueden estar siendo subestimados debido a que no se manejaban registros muy exactos en aquella época.
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