Hay un Dios de la esperanza escondido en el sur de Chiapas

Hay un Dios de la esperanza escondido en el sur de Chiapas
Hay un Dios de la esperanza escondido en el sur de Chiapas

Hace 12 años, cuando en el norte de México, en la frontera, los migrantes clamaban por su vida, la mirada no estaba puesta en el sur del país, en donde apenas se reconocía que, en el paso fronterizo con Guatemala, existía un problema de seguridad. La guerra estaba allá, en el norte, en donde los carteles controlaban el paso de personas, el robo de gasolina, la venta de drogas, la trata de mujeres, los secuestros, la extorsión; fue allá en el norte en donde dejaron de verse a los primeros jóvenes que después llamamos desaparecidos, en donde morir y amanecer envuelto en cobijas se volvió una constante. En donde el grito de las madres buscadoras de sus hijos comenzó a hacer eco. 

Pero en el sur, en el olvidado sur de México, en estos 16 años, desde que se inició la mal llamada «guerra contra el narco», y con más potencia en los años más recientes (2020 a la fecha), los grupos criminales ahora reinan en total impunidad e imponen en la población ya no solo un estado de guerra, sino el control absoluto del territorio, incluidos las escuelas, los comercios, la vida social y política de sus pueblos, sus caminos y cerros, también sus habitantes y, por consecuencia, sus líderes religiosos. 

Lo que pasa en el municipio de Frontera Comalapa, a 45 minutos de la frontera con Mesillas, Guatemala, ha despertado las alertas en las diócesis de San Cristóbal de las Casas y Tapachula, que el pasado 23 de septiembre publicaron un comunicado en donde denuncian que sus localidades «están sufriendo asesinatos, secuestros, desapariciones, amenazas, hostigamiento, extracción de nuestros bienes naturales, persecución, despojo [por parte de] grupos delincuenciales [que] se han apoderado de nuestro territorio, y nos encontramos en estado de sitio, bajo psicosis social, con narco bloqueos que usan como barrera humana a la sociedad civil, obligándola a estar y poner en riesgo su vida y la de su familia», se lee en la misiva. 

«Nosotros sabemos que esas organizaciones criminales que operan en el país se fortalecieron gracias a la corrupción del Estado», refiere en entrevista el obispo emérito Raúl Vera a propósito del auge de los grupos del narco en todo el país. 
 

Compartir en:
ROBLES MURO, Paloma
ROBLES MURO, Paloma

Editora de revista Christus