Migrantes venezolanos en Bolivia, una crisis humanitaria agravada por la pandemia

Migrante venezolano en la ciudad de La Paz - Foto: ANF
Migrante venezolano en la ciudad de La Paz - Foto: ANF

La pandemia del coronavirus (Covid-19) viene impactando en la ya deteriorada calidad de vida de los migrantes venezolanos que llegan a Bolivia –tras atravesar por Colombia y Perú- por la crisis política, económica y social que se vive en su país de origen. Los migrantes en el país afrontan problemas como el acceso a la alimentación, a la salud, a un lugar donde dormir, al trabajo y a una asesoría legal debido a que muchos de ellos ingresaron a Bolivia por puntos fronterizos no regulares.Algunos subsisten en base al trabajo informal y por emprendimientos gracias a la ayuda de instituciones humanitarias que les brindan comida, albergue y apoyo jurídico. 

De acuerdo a datos oficiales, más de 10 mil migrantes y refugiados venezolanos se encuentran en Bolivia, de los cuales el 60 por ciento son varones y 40 por ciento mujeres. Otro tanto, que no está cuantificado, al haber ingresado de manera irregular a territorio nacional, usa a Bolivia como país de tránsito y tiene como destino final a Chile o Uruguay, como la familia de Jhaire Rodríguez. 

“Llegamos a Bolivia a pie, caminamos más de dos meses”, dice Jhaire(18), mamá de Mateo David (1), que junto a su esposo salieron de Venezuela hace ocho meses. Dice que la situación en su país no mejora y cada día las necesidades son mayores. Junto a su esposo decidió dejar la crisis atrás.

Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), aproximadamente 4,6 millones de venezolanos refugiados y migrantes se encuentran dispersos en América Latina y el Caribe, y un total aproximado de 5,6 millones están en todo el mundo, resultado de una diáspora que no se ralentizó con la pandemia. 

Jhaire y su familia salieron hacia Colombia, primer país de escala, para luego avanzar hacia Perú, donde forzados por las restricciones implementadas contra el coronavirus, tuvieron que permanecer alrededor de seis meses. El poco dinero que llevaban se terminó. Su esposo perdió el trabajo de ayudante de barbería que pudo conseguir. Las medidas restrictivas ahogaban a los negocios. 

Sin mayores oportunidades la salida fue vender caramelos que por la poca circulación de personas, los ingresos solo cubrían la comida, pañales y leche para Mateo David. Sin dinero para el alojamiento, muchas veces tuvieron que dormir en la calle, protegidos solo por plásticos y cartones. Algunas veces, un buen samaritano les daba cobijo. 

Les tomó más de dos meses llegar hasta Bolivia, con muchosdías sin comida y sin techo y con la ayuda de ocasionales transportistas que los acercaban cada vez más a su destino.

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LAURA ARUQUIPA, Mariela
LAURA ARUQUIPA, Mariela

Periodista de la Agencia de Noticias Fides