Líderes indígenas contaron la situación de los indígenas durante la pandemia y los problemas que han enfrentado en este tiempo.
Mientras los pueblos indígenas del país se confinaron en sus territorios enfrentando con medicina natural el coronavirus (COVID-19) ante el abandono del Estado; las empresas mineras y madereras no paralizaron “ni un día” sus actividades extractivas en los territorios indígenas.
Los pueblos indígenas vivieron tiempos críticos, difíciles, por el desamparo del Estado, la incertidumbre del virus que arreciaba por el planeta y que se filtró en las familias, en las comunidades, en los ayllus y las markas.
Si bien la fragilidad de los pueblos indígenas es histórica, por las precarias condiciones de vida, en el acceso a la salud, a la educación, a los servicios básicos, esta vulnerabilidad ha sido mayor durante la pandemia, cuando en marzo de 2020, el gobierno dictó cuarentena rígida.
Esta situación repercutió en la vulneración de varios de sus derechos. De la noche a la mañana se prohibió el libre tránsito, por lo tanto, los indígenas no pudieron proveerse de insumos ni acceder a la salud en condiciones adecuadas, mucho menos a información oficial pertinente.
Mientras, las empresas mineras, madereras y petroleras continuaron con la exploración y explotación de recursos naturales de manera indiscriminada, y quizás en mayor escala que en tiempos normales, en especial cuando se flexibilizaron las medidas de restricción, según los testimonios de los líderes indígenas.
Según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), en su documento “Pueblos Indígenas Covid-19 en América Latina”:
Los pueblos indígenas adoptaron diferentes medidas como campañas de información sobre la prevención del virus; la adopción de medidas de contención y mitigación como los cercos sanitarios, la prohibición de acceder a las comunidades, la vigilancia, la supervisión comunitaria, la creación de protocolos de circulación y aislamiento; la utilización y el fomento de la medicina tradicional; y, la adopción de medidas para asegurar la seguridad alimentaria.
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